La boda judía es uno de los ritos con mayor tradición (se remonta 3.800 años en la historia), protocolo y belleza estética que podemos encontrar en el mundo de las bodas. Uno de nuestros últimos trabajos ha sido, precisamente, la elaboración del arreglo floral para una (gran) boda judía, tanto de las flores de la Jupá, como del banquete, así como del ramo de novia y los del cortejo nupcial. La boda se celebró en la impresionante finca del Castillo de Viñuelas, bajo la organización de Wedding Planner Élite Bodas.
Queremos compartir con vosotras, como siempre, las maravillosas fotos del evento que tomaron los fotógrafos de Emotion&Motion, pero conviene que hagamos, previamente, un breve retrato sobre los elementos que componen el ritual de una boda judía, empapándonos de los valores y sentidos de esta maravillosa ceremonia de matrimonio (en hebreo, Kidushin, que puede traducirse como consagración).
¿En qué consiste una boda judía?
La Cábala y el Amor
La pareja de novios, según la Cábala, eran parte de un mismo alma antes de nacer, un mismo alma que, al descender a la Tierra, se divide en dos mitades, encarnándose, cada mitad, en un cuerpo distinto (de hombre y de mujer). Cuando estas dos mitades llegan a la edad adulta, se buscarán hasta reencontrarse y, cuando lo consigan, Hashem (“El Nombre”, es uno de los términos que los judíos utilizan para referirse a Dios sin pronunciar su nombre), los volverá a unir bajo la Jupá.
Más allá de la belleza del relato judío sobre el amor del matrimonio, conviene tenerlo en cuenta ya que una boda judía será, a todos los niveles, según los Sabios, una puesta en escena de ese mismo relato, una escenificación del momento en el que fue entregada la Torá (el texto sagrado judío) por Dios (el novio, Jatán), al pueblo de Israel (la novia, la Kalá). De este modo, los elementos decorativos en una boda judía cobran un significado ético, no solo estético, ya que deben representar o encarnar ese momento sagrado: las velas encendidas como relámpagos, la tela del palio de la Jupá como las nubes de protección del Monte Sinaí etc.
Momentos en una boda judía
La Recepción previa
En la tradición de una boda judía, los novios deben pasar la semana de antes sin verse. Llegado el día, se ofrece, previamente a la Jupá, una recepción tanto a la novia como al novio. Después, el novio acude hasta la novia para cubrirle el rostro con un velo que simboliza que la ama más allá de la belleza física o material.
La Jupá
Una vez hecha la Recepción, los novios son conducidos hasta la Jupá o palio nupcial por una guardia de honor. Allí, el rabino oficiará la ceremonia, el novio colocará el anillo a la novia y se leerá la ketubá o contrato matrimonial. Después, se procede con la lectura de las “Siete Bendiciones” con una copa de vino, copa de cristal que el novio pisará para recordar la destrucción del Sagrado Templo al tiempo que todos gritan: “¡Mazal Tov!” (que puede traducirse como “buena suerte”, “felicidades”).
La Recepción y Bendición después de la comida
Por último, quedarían una segunda recepción posterior a la Jupá, esta vez, en clave festiva y alegre, y la final Bendición después de la comida.