Los ramos de novia son, dentro de todos los complementos de una boda, uno de los elementos más poéticos, simbólicos y personales; la elección del ramo refleja el gusto y la personalidad de la futura novia: es, por tanto, una decisión complicada. La novia deberá valorar asesorada por su florista de confianza una serie de circunstancias como la época del año, las flores de la estación, el tipo de vestido, de calzado, de peinado, de accesorios……para poder elegir el ramo más adecuado a sus gustos y su atuendo. En el artículo de hoy os vamos a contar algunas curiosidades sobre el origen y la evolución de la historia de los ramos de novia.
El lenguaje de las flores: el secreto de los ramos de novia
La función simbólica de los ramos de novia
Desde la Antigüedad, los humanos hemos dotado a las flores de un sentido mágico y religioso; portadoras de un lenguaje sin palabras, las flores han sido las perfectas interlocutoras de ese otro idioma que tampoco necesita palabras: el amor. Por ello, las encontramos en ritos nupciales de todo el planeta:
- En Egipto la novia se adornaba de azahares que simbolizaban la pureza y la virginidad.
- En Grecia las novias solían portar ramos hechos con hiedra, que eran símbolo de unión y durabilidad.
- En la Polinesia, los novios utilizaban los llamados collares lei, hechos principalmente de orquídeas que representaban la felicidad en el matrimonio.
- En Japón, las hortensias azules eran las predilectas en este tipo de ritos.
Sin embargo, se trataba más bien de adornos florales que de ramos de novia propiamente dichos, y que, a parte de esta función simbólica, también tenían una función higiénica.
La función higiénica de los ramos de novia
Situémonos, por ejemplo, en la Edad Media, e imaginemos las condiciones higiénicas de una pareja de novios que se dirigían al altar en pleno mes de julio después de todo un invierno sin acceso a un buen baño. Las bodas solían celebrarse hacia los meses de primavera y de verano por la alegría propia de la estación, y también por la mayor facilidad de aseo a la que se tenía acceso con el temple del clima. Las flores en una novia, por lo tanto, tenían una función aromática, por lo que era frecuente adornarse de romero, eneldo, tomillo y otras hierbas aromáticas para espantar invitados no deseados como el mal olor. Además, muchas de estas hierbas se consideraban afrodisíacas, por lo que los novios las comían de cara a la noche de bodas.
Los ramos de novia en la Edad Moderna
No es, sin embargo, hasta pasado el Renacimiento, y hasta el siglo XIX, siglos en los que se reconfigura socialmente el código nupcial hacia una concepción más romántica o actual del enlace (casarse por amor), cuando empezamos a encontrar como tradición consolidada el que la novia elija y porte un ramo de boda propiamente dicho. A través de todos esos siglos de tradición, los ramos de novia han experimentado distintos diseños y reelaboraciones, pero siempre dentro de esa función contemporánea en la que el ramo expresa el gusto y la personalidad de la novia. Ejemplos de esta evolución:
- Ramos de novia “Biedermeier”: hacia finales del siglo XVIII, este modelo de ramo, en círculos y composiciones concéntricas, se impone. Durante el siglo XIX, este estilo perdura, aunque también es frecuente que dichos ramos estén compuestos de flores de cera, sobre todo entre las clases menos favorecidas. No es hasta la boda de la Reina Victoria con Alberto de Sajonia en 1840 cuando el uso de flores frescas se impone mayoritariamente (en aquel caso, se usaron caléndulas). Es un tipo de ramo muy formal y muy estructurado siguiendo unas líneas elaboradas con las flores.
- Ramos de novia “Gota o Liberty”: Después de la I Guerra Mundial, el ramo predilecto por las novias era el conocido como “Gota o Liberty”, con forma de arco o de media luna.
- Ramos de novia “Toias”: Ya a mediados del siglo XX, se impusieron los ramos de novia “Toias”, de gran tamaño, planos, y elaborados con flores frescas. Lo más característico de estos es que se colgaban de sus extremos unas cintas de satén blanco en cuyas puntas se cosían pequeñas flores.
- Bouquet de boda: El Toias dio paso a un ramo más sencillo, que ya no se apoyaba en la cadera, si no que se trataba de un bouquet de flores que se portaba entre las manos. Esta tendencia ha permanecido hasta finales del siglo XX, si bien durante los años 80 hubo un resurgir de los ramos silvestres buscando la naturalidad.
Ramos de novia en la actualidad
Actualmente, el abanico de posibilidades que abre el elegir un ramo de novia es casi infinito, incorporando a veces incluso elementos no florales como pequeñas esculturas de papel, cristal etc. Por ello, en Mar de Flores te ofrecemos el mejor asesoramiento en la elección de ramos de novia, para que el día más especial de tu vida se adorne de las flores que te hagan sentir mejor y más especial.