Japón es uno de los países con mayor fascinación por las flores, y no solo como “objetos” vegetales, si no como concepción vital: pese a su voracidad tecnológica y su ritmo frenético, en la otra cara de la cultura japonesa encontramos una fascinación extrema por la belleza frágil y temporal de las flores, sensibilidad que está implícita en todos los aspectos claves de su cultura: en el sintoísmo, en la frugal arquitectura tradicional, en la brevedad del haiku, género poético nipón por excelencia y, por supuesto, en su lenguaje, en su escritura.
A propósito del Día de la Madre, que en Japón se celebra el segundo domingo de mayo, queremos compartir la historia de una bonita palabra japonesa: la palabra amar, gustar, pues como veremos, está íntimamente ligada a la maternidad. Pero antes de entrar en materia, cabe una breve explicación sobre qué son los kanjis, uno de los tres abecedarios de la escritura japonesa.
Los kanjis son un tipo de escritura originaria de China que fue adoptada por Japón; es un tipo de escritura ideogramática, es decir, cada ideograma, cada símbolo escrito, representa un concepto, una idea, y tiene asociada una o más pronunciaciones. Estos símbolos, que actualmente es muy común encontrarlos tatuados en la piel incluso de personas ajenas a las culturas asiáticas, son “dibujos” que en muchas ocasiones guardan una similitud gráfica con aquel concepto o idea que representan, por ejemplo, el kanji usado para persona, pronunciado “hito” , o fuego, “hi”, o madre, “haha” (la “h” se pronuncia como “j”:
Como apreciamos en la imagen, solo con un poquito de imaginación podemos superponer a esos kanjis el dibujo de una persona caminando, de una llamarada de fuego, o de unos pechos (que amamantarían) en el caso de mamá.
Ahora bien, si juntamos dos kanjis, la unión de ambos da lugar a nuevas palabras, nuevos conceptos que encierran los conceptos de sendos kanjis. Por ejemplo, éste es el caso de la palabra/concepto “hombre”, en japonés “otoko”, resultado de la unión de dos kanjis, el de “fuerza” y el de “campo”, tal y como esquematizamos en la imagen, con lo que el concepto de “hombre” sería el resultado de “fuerza que trabaja el campo“:
Esta explicación era necesaria para poder llegar a la historia de la palabra japonesa que os queríamos contar en este artículo, la palabra “amar”, gustar de forma especial, en japonés “shukidesu”. Este verbo, el ideograma con el que la cultura japonesa representa el concepto gustar, amar, está compuesto por dos kanjis: mujer, “onna”, y “ko”, niña, niño, niñez (pues en japonés las palabras no tienen género, como en castellano, sino que representan conceptos).
Si hacemos una lectura similar a la que hicimos con el kanji “hombre”, la palabra “amar” en japonés significa “la mujer que abraza al niño”, es decir, cuando algo nos gusta especialmente, cuando algo o alguien nos provoca un afecto o cariño especiales, solo es comparable al amor único y sin igual de una madre, de una mujer que abraza a un niño.
Si os ha gustado la historia de esta palabra, seguro que os gustará también el catálogo que hemos elaborado de flores para el día de la madre.
Si queréis seguir leyendo sobre el Día de la Madre, os dejamos esta otro artículo sobre el origen y significado del Día de la Madre.